El lugar donde se asienta el templo actual fue antaño ocupado por el antiguo pajar de la Hacienda Jesuita. En éste, se situaba un pequeño oratorio para el culto, que fue ampliado y reformado con la llegada de colonos y el aumento de la población. Al igual que en el resto de las Nuevas Poblaciones, la advocación del nuevo templo fue para la Inmaculada Concepción, según la voluntad de Carlos III.
La construcción actual data de 1956 y su estilo arquitectónico se basa en el modelo basilical de tres naves separadas por hileras de columnas con arcos de medio punto y cubiertas por bóvedas de aristas. Los elementos más destacables son la talla de la Inmaculada Concepción que preside en el Altar Mayor y que fue donada por Carlos III, un óleo de procedencia jesuititca en honor a San Sebastián y la Pila Bautismal de época colona
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